Hay que tratar con educación y respeto a los hijos. Es decir tratarlos como personas, aunque sean pequeños. Así, de igual forma, ellos nos contestarán con el respeto que nosotros les mostramos.
La mayoría de los padres dicen haber sido estrictos, habían puesto castigos e incluso en algún momento de nerviosismo habían llegado a dar algún golpe del que luego se arrepentían, y aun así decían que no habían conseguido respeto.
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